Gracias por llegar hasta aquí, espero que lo que te voy a contar sobre mí, vibre contigo y pueda ayudarte a encontrar lo que buscas.
Soy muchas cosas;
Soy mujer, hija, hermana y amiga;
Soy fan de caminar descalza;
Soy viajera hasta la medula;
Soy mis aciertos y mis fracasos;
Soy una yoguini poco convencional;
Soy la acompaña como me hubiese gustado que me acompañaran a mi;
Soy, sin etiquetas.
Me llamo Jen, mi nombre yogui es Aria, almita creadora de Tribu Pranayama y en este espacio voy a contarte por qué lo cree y sobre mí.
Este proyecto nace en una isla de Tailandia en 2017, en donde tuve mi primer contacto con la meditación, la espiritualidad y el slowliving que se respiraba en el país.
Te cuento mi historia
A mis 14 años mi vida dio un giro de 360º y todo mi mundo se vino abajo. Mi padre sufrió un infarto cerebral, que le dejo secuelas de por vida. Paso de ser una persona independiente a ser una persona totalmente dependiente. En ese momento vivíamos en Andorra ( lugar en que nacimos mi hermana y yo) y mi madre decidió mudarse a un lugar costero, donde obtendríamos calidad de vida y empezaríamos una vida desde 0. Y la verdad empezar desde 0 en plena adolescencia y con la situación que había en casa, fue todo un reto personal. La situación me superaba y no sabia como afrontarla, estaba todo el día en la calle, me sentía muy sola y costo hacer amigos. Empecé a conocer a “lo mejorcito del barrio”, e iba todos los días con ellos, con quien fuera con total de no estar en mi casa, a todas horas fuera. No fueron muy buena influencia, eran mayores que yo y además se movían en el mundo de las drogas, pero yo necesitaba distraerme y salir de mi casa y cualquier excusa me bastaba para salir. Cuando estaba en casa, me sentía físicamente agotada, me costaba mucho concentrarme durante un tiempo prolongado, y solo quería dormirme y no volver a despertar. Los días eran difíciles tenía miedos sociales y sobre el futuro y me disgusté en mi propia existencia. No obstante podía cambiar de rumbo y el punto clave era, cuando decidí, no luchar más contra mi situación, sino empezar a realmente a conocerme, a dar el espacio a todo lo que sentía, sin juzgar. Trabajaba intensamente sobre mis patrones de pensamiento. Poco a poco logré cambiar mi comportamiento y mis pensamientos y conseguí, aceptarme más y más, como la persona, que realmente era. Despues de ese proceso decidí estudiar interpretación de la lengua de signos por que me fascinaba el silencio que se creaba en una conversación en lengua de signos, aprendí a valorar mucho más el silencio y fui en busca de otras formas de expresión, se puede decir tanto sin pronunciar ni una palabra. Todo en esta vida, tiene su propia forma de comunicarse, solo hay que saber escuchar.
Justo ese mismo año hice mi primer voluntariado, en el campamento de refugiados del Sahara. Fue una experiencia verdaderamente increíble, la que planto en mí, la semilla de conocer mundo, de conocer otras realidades y de viajar de una manera alternativa. Así que empecé a investigar por mi cuenta, otras formas de conocer mundo y me fui a a trabajar a Francia como aupair. Y desde ahí mi vida fue de viaje tras viaje, por que si algo se quedo grabado en mí fue: que cualquier día puede pasarte algo grave, y ya no puedas disfrutar de la vida y la vida es HOY. Mi padre se pasó media vida trabajando para pagar facturas, y un día de repente, ¡pam! un infarto cerebral, paralizo su vida para siempre. Esto me enseñó a vivir mi vida, como yo quería sin importar lo que los demás dijeran. ¿Qué sentido tiene la longevidad sin felicidad?
Mientras escribo esto estoy escuchando Pachamama de Beautiful Chorus una canción super apropiada que habla de la libertad y la conexión con la madre tierra, lindas señales del universo.
Mi etapa nómada
En 2016 me matricule en Integración Social, después de todo mi proceso quería ayudar a los demás, poner un podo de luz en sus vidas. Creo firmemente que el amor cambia el mundo, pero sobre todo, me cambio a mí, por que le cambio empecé en una misma. Estudiaba a distancia y online a distancia para así poder seguir viviendo como “temporera”, trabajando, viajando y viviendo por diferentes países. Tenía muy claro que no quería una vida convencional, quería descubrir, viajar, experimentar, siempre he tenido un espíritu libre y curioso.
Me encantaba la vida nómada que llevaba. Adquirí mejoras idiomáticas, conocí a personas maravillosas, viví experiencias increíbles, descubrí diferentes lugares, culturas, gastronomía, filosofías y encima entre temporada y temporada de trabajo, podía viajar durante semanas y a veces durante meses, que más podía pedir. Sin ningún tipo de ataduras, trabajando en lo que salía: pistas de esquí, hoteles, restaurantes, tiendas, barista (me encanta el olor a café y dibujar corazoncitos con la leche) y viajando todo lo que podía.
A pesar de vivir mi vida de la forma que yo había escogido, y de encantarme la forma en que vivía, no me sentía feliz y plena, y no sabía por qué, sí tenía la vida que yo quería. Entonces me di cuenta que no quería seguir con trabajos mal pagados, mal gestionados, sin repetar el convenio laboral y mis estudios iban en un proceso más lento del que imaginaba. Me di cuenta, de que a mi vida, le faltaba algo, algo que no me hiciese ir en piloto automático, algo que le diera esa chispa que me faltaba, que tuviera un sentido a todo lo que estaba haciendo. Estaba poniendo parches, en vez de ir a la raíz del problema y solucionarlo. Tras mi viaje por sudeste asiático, empecé hacerme preguntas existenciales, empecé a investigar sobre el budismo, sobre la filosofía yóguica y la meditación.
Aquí es donde empezó mi camino, donde conecte con ese slowliving, con esa sensación de plenitud y de conexión con todo. Así que a la vuelta de mi viaje, deje de lado mi vida nómada, viajando por todo el mundo para emprender un viaje, hacia mi interior. Comencé a formarme en el maravilloso mundo del yoga y la meditación.
Metaforfosis
Empecé a encontrar las respuestas que necesitaba tras realizar la formación de profesores de hatha yoga y meditación RYT200, en la escuela de Yoga Tao Center, en Vélez, Málaga. Donde me ensañaron lo que es el yoga en su esencia más pura y más profunda.
Ahí tuve mi primer contacto fuerte con la meditación, con todo lo que conllevaba. No solo era sentarse con los ojos cerrados, si no que abarcaba un mundo totalmente nuevo e interesante. Sabine fue mi maestra y mi guía en este camino. De ella aprendí todo lo que significa: MEDITAR.
Glev fue mi maestro de yoga y pranayama, me contagio su entusiasmo por la vida y me enseñó a que una vida simple es una vida más feliz. Te animaba siempre a hacer las asanas más complejas, y a ir siempre un pasito más, te ayudaba, a avanzar, siempre. Ahí descubrí los ejercicios respiratorios y lo que la respiración consciente puede hacer por ti, realmente muy potente esa experiencia.
Fue mi inicio en el mundo del autoconocimiento, bienestar holístico, espiritualidad, campos energéticos y chakras, karma yoga y nutrición saludable y natural.
Después seguí mi formación profundizando en la meditación y la respiración, con enfoque en Kundalini yoga, en Yoga Nidra y en Psicología Transpersonal, por la APENB (Asociación Profesional Española de Naturopatía y Bioterapia)
La psicología transpersonal es una combinación de las tradiciones espirituales de todo el mundo, que están integradas con los elementos de la psicología contemporánea. Para entender mejor la raíz del problema y acompañar de forma holística el tratamiento físico y psicológico de las personas.
Aprendí más métodos y técnicas de meditación, de respiración y de gestión de emociones.
La meditación no solo es sentarse con los ojos cerrados, ni la respiración es solo respirar por nariz, ni comer es solo meter comida en nuestro cuerpo, ni las creencias son solo pensamientos. Todo nuestro entorno nos condiciona.
Gracias a la practica y a mi espíritu curioso comencé a probar otros métodos de meditación, con un enfoque más integrativo entre nuestra vida diaria y nuestro ser. Otras formas de escuchar al cuerpo y conectar con la intuición. He creado meditaciones alternativas realmente eficaces. Las cuales me han ayudado a conectar con las cosas que son realmente importantes, con mi esencia, con mi salud mental y corporal.
Me ayudan a gestionar mejor las emociones, entrando más fácilmente en estados de calma y paz y a ser más tolerante, más paciente y más consciente, de no vivir en piloto automático, si no a vivir una vida plena y en armonía con todos los elementos y conmigo misma y también pueden ayudarte a ti, si tu así lo quieres, ya que la única persona que podrá hacerlo eres TÚ. El cambio empieza en ti.
Para mí es mi estilo de vida, en donde cada día continúo formándome, aprendiendo tanto espiritualmente como personalmente.
Mi trabajo es mi forma de ver la vida, es todas mis experiencias, es mi pasión, y va reflejar el amor que tengo a la vida y a todas las personas que forman parte de ella.
Acompaño a personas a romper creencias y limites, mostrándoles que existe otra forma de medita y de sanar, facilitando un espacio, en donde transmitir esta filosofía de vida, como esa gran herramienta que te muestra día tras día, el camino de vuelta a casa.
Como integradora social colaboro con diferentes ONG y asociaciones, dando a conocer la labor de estas en los viajes y creando eventos en los cuales la recaudación va destinada a sus proyectos. Tribu Pranayama es una forma de aprender a convivir en equilibrio y bienestar con nuestra alma, nuestro cuerpo y nuestra mente.
Es mi pequeño templo y si os resuena también puede ser el vuestro.
Gracias por llegar hasta aquí y por leerme.
¡Namaste!